Alzamos la voz ante el atropello sistemático a nuestras hermanas del pueblo indígena, garífuna y cientos de mujeres en todo el país.
Hacemos un llamado a repudiar las violencias racistas, patriarcales y del capital que se han agudizado en el contexto del COVID-19, y se expresan en las amenazas y el hostigamiento a las comunidades organizadas en la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas y Negras de Honduras CONAMINH y la Organización Fraternal Negra de Honduras OFRANEH.
Denunciamos los actos intimidatorios y violentos a compañeras del CONAMINH: Silvia Fuentes de la comunidad de El Florido, Santa Rita, Copan, a quien le dispararon para amedrentarla y amenazarla a muerte. De igual manera, a la compañera María Santos Gonzales le quemaron parte de su casa. Por lo tanto, la comunidad se ha organizado para tener un control, con un pequeño retén para poder ingresar, aunque en 4 ocasiones les han quemado y botado la puerta que tienen de control. La comunidad continúa defendiendo su territorio. ¡No tenemos miedo!
Denunciamos los diferentes actos de hostigamiento, amenazas y agresiones realizados al pueblo garífuna, quienes han protegido y siguen protegiendo las comunidades. ¡No tenemos miedo!
Enviamos nuestra solidaridad a las compañeras hermanas de la CONAMINH, a los compañeros y las compañeras de OFRANEH, quienes siguen dando ejemplo de resistencia popular, regresando a la autonomía alimentaria, enfrentando esta pandemia con la medicina natural, con la fuerza de los tambores, el acompañamiento de los ancestros y las ancestras.
Reafirmamos que la Asamblea de Mujeres Luchadoras continuará tejiendo redes para acuerparnos, acompañarnos, continuar en este caminar de resistencia. Hoy más que nunca nuestro proyecto político se fortalece desde la colectividad, autonomía, la rabia, el amor, la ternura y la libertad.
Nosotras, no vamos a callar, seguimos exigiendo justicia para quienes ya no están entre nosotras. Tenemos claro que ese abrazo que nos dimos en nuestro último encuentro nos sigue diciendo con firmeza que no estamos solas, y que el andar implica hacer un pacto para cuidarnos, para abrazar la vida de las mujeres en este país. Seguimos en pie de lucha por la autodeterminación de los pueblos y de nuestros cuerpos.
¡No estamos solas! ¡Estamos juntas!