Está mañana estaba escuchando las entrevistas públicas que están realizando a las candidatas/candidatos a magistradas/magistrados de la Corte Suprema de Justicia, y muy atenta escucho disertaciones que, para las mujeres, y para la diversidad sexual han sido, y continúan siendo vigentes en una justicia patriarcal, es decir, en una justicia que atenta contra los derechos fundamentales de las mujeres y la diversidad sexual; El androcentrismo, y la religiosidad.
Algunas/algunos candidatas/candidatos continúan sosteniendo una perspectiva androcentrista desde la justicia, qué no es más que la idea de que el “hombre” es el centro del TODO. Este pensamiento está vivo y latente en la práctica del mandato de la Corte Suprema de Justicia, por ello, la justicia para las mujeres qué organizaciones/redes/colectivos de mujeres/feministas han demandado por décadas, no ha estado presente en su labor.
Me preocupa aún más, que no reparen entre sus tan magnos estudios académicos en la filosofía feminista qué desde las ciencias jurídicas han/están contribuyendo a ampliar las miradas retrogradas de la justicia patriarcal y occidental, además, ofrece un legado conceptual vivo y en expansivo crecimiento por los derechos e igualdad de las mujeres.
No deja de impresionarme que no tengan claridad sobre su religiosidad/creencia y/o práctica espiritual y la función pública. Las organizaciones tienen décadas de señalar que las/los funcionarios públicos deben poner en el centro de su labor la laicidad, de este modo poder avanzar contra los fundamentalismos que tanto ponen en peligro la vida de las mujeres, de la diversidad sexual y de toda posibilidad desde la diferencia.
La laicidad debe ser un elemento más que favorezca la igualdad, aspecto que los Feminismos han/promulgan con el objetivo de que sea un elemento central para transformar las desigualdades de las mujeres, de la diversidad sexual y de los pueblos indígenas y negros.
Sara Tomé.
Lesbiana, feminista, disidente.